Roberto era un detective que llevaba 27 años ejerciendo uno de los destacamentos de la policía de la ciudad autónoma. Reconocido por su trayectoria y los casos que había resuelto, estaba en duda sobre el momento su retiro, teniendo en cuenta su avanzada edad y los peligros que propone la profesión.
Conoció a Juan durante el primer año de su estadía, cuando el chico cayó en su oficina guiado por un volante de la calle buscando trabajó y Roberto le delegó tareas administrativas y papelería, cosa que no disfrutaba hacer para nada. El investigador se encariñó con aquel joven de aspecto inofensivo y de carácter tranquilo, que no podría matar ni a una mosca, pero comenzó a notar anomalías en el comportamiento de Juan en el segundo año de este trabajando a sus órdenes. Cambios que se notaron más aún en los momentos previos al crimen, cuestión que llevó a Roberto a investigarlo.
Por un momento le costó entrelazar los datos con la historia y había ciertas conversaciones de Juan que le dieron la pauta de que el chico planeaba algo, pero que en realidad no estaba seguro de hacerlo. Por eso Juan le dijo en un momento a Roberto en su última conversación "En algún punto quería que me pararás". El chico había encontrado en el detective a una figura paternal, pero su sed de venganza fue más allá.
Cuando todo terminó, Roberto quedó muy impresionado por lo sucedido y se embarcó en una investigación que descubrió los crímenes de los dueños de Químicos Asociados y los puso tras las rejas, honrando de esta manera la memoria de Juan y de su padre. Este caso definió el retiro de Roberto, que como primer medida quiso recuperar el tiempo perdido con su hijo Facundo, tratando de enmendar la situación llevándoselo de pesca con él.
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