Roberto era un detective que llevaba 27 años ejerciendo uno de los destacamentos de la policía de la ciudad autónoma. Reconocido por su trayectoria y los casos que había resuelto, estaba en duda sobre el momento su retiro, teniendo en cuenta su avanzada edad y los peligros que propone la profesión.
Conoció a Juan durante el primer año de su estadía, cuando el chico cayó en su oficina guiado por un volante de la calle buscando trabajó y Roberto le delegó tareas administrativas y papelería, cosa que no disfrutaba hacer para nada. El investigador se encariñó con aquel joven de aspecto inofensivo y de carácter tranquilo, que no podría matar ni a una mosca, pero comenzó a notar anomalías en el comportamiento de Juan en el segundo año de este trabajando a sus órdenes. Cambios que se notaron más aún en los momentos previos al crimen, cuestión que llevó a Roberto a investigarlo.
Por un momento le costó entrelazar los datos con la historia y había ciertas conversaciones de Juan que le dieron la pauta de que el chico planeaba algo, pero que en realidad no estaba seguro de hacerlo. Por eso Juan le dijo en un momento a Roberto en su última conversación "En algún punto quería que me pararás". El chico había encontrado en el detective a una figura paternal, pero su sed de venganza fue más allá.
Cuando todo terminó, Roberto quedó muy impresionado por lo sucedido y se embarcó en una investigación que descubrió los crímenes de los dueños de Químicos Asociados y los puso tras las rejas, honrando de esta manera la memoria de Juan y de su padre. Este caso definió el retiro de Roberto, que como primer medida quiso recuperar el tiempo perdido con su hijo Facundo, tratando de enmendar la situación llevándoselo de pesca con él.
viernes, 30 de agosto de 2013
Juan tiene 21 años y era oriundo de una pequeña localidad de Entre Ríos. Su madre murió víctima del cáncer cuando él era muy pequeño y cuando tenía 15, su padre murió asesinado a disparos en la puerta de su casa. Este había sido un activo defensor de los derechos del trabajador en la empresa donde trabajaba, Químicos Asociados, que tenía su sucursal en el pueblo donde vivía. Su protesta radicaba en mejoras salariales, de las condiciones y horarios de trabajo y una lucha incansable en contra de la explotación que sufrían tanto él como sus compañeros por parte de sus dueños, que dirigían a la empresa desde la ciudad de Buenos Aires.
Debido a los problemas, huelgas y movilizaciones que el papá de Juan generaba, los directores de la Químicos Asociados decidieron tomar cartas en el asunto y lo mandaron a matar por medio de un sicario. Juan descubrió lo sucedido tras unas investigaciones y se encomendó a la justicia para resolver sus problemas, pero inclusive en las instancias de judiciales no pudo hacer nada, sobre todo porque los jueces estaban comprados por los empresarios.
Por lo tanto Juan acumuló su odio durante años y casualmente descubrió que los hijos de los tres magnates de la industria vivían juntos en un departamento de Puerto Madero y decidió irse a estudiar a Capital Federal a ese edificio para consumar su venganza. Si él había tenido que soportar la muerte de su padre, ahora ellos soportarían la pérdida de sus hijos.
Rápidamente el entrerriano se ganó la confianza de los jóvenes que lo invitaron a vivir con ellos en el espacioso inmueble. Juan reconoció al instante que se trataba de buenas personas, pero cuando estuvo listo aquella noche, no dudo en ejecutar su plan y asesinó a los tres chicos, uno por vez, a medida que fueron llegando al departamento ese día.
Debido a los problemas, huelgas y movilizaciones que el papá de Juan generaba, los directores de la Químicos Asociados decidieron tomar cartas en el asunto y lo mandaron a matar por medio de un sicario. Juan descubrió lo sucedido tras unas investigaciones y se encomendó a la justicia para resolver sus problemas, pero inclusive en las instancias de judiciales no pudo hacer nada, sobre todo porque los jueces estaban comprados por los empresarios.
Por lo tanto Juan acumuló su odio durante años y casualmente descubrió que los hijos de los tres magnates de la industria vivían juntos en un departamento de Puerto Madero y decidió irse a estudiar a Capital Federal a ese edificio para consumar su venganza. Si él había tenido que soportar la muerte de su padre, ahora ellos soportarían la pérdida de sus hijos.
Rápidamente el entrerriano se ganó la confianza de los jóvenes que lo invitaron a vivir con ellos en el espacioso inmueble. Juan reconoció al instante que se trataba de buenas personas, pero cuando estuvo listo aquella noche, no dudo en ejecutar su plan y asesinó a los tres chicos, uno por vez, a medida que fueron llegando al departamento ese día.
viernes, 23 de agosto de 2013
Los secretos de un buen verdulero
Damián Alegre lleva unos años insertado en el negocio de la verdulería y el paso del tiempo le ha dado la razón. La Verdulería Santa Fe, el emprendimiento familiar que encaró junto a su familia hace unos años en la localidad de Chañar Ladeado dio sus frutos, y esto le permitió abrir su propia sucursal en el pueblo. Pollo habló sobre las claves para triunfar en el rubro y de qué manera se debe tratar a un cliente.
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